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¿Qué hacer con las personas que se duermen durante los sermones?

En Coalición por el Evangelio preguntamos a tres pastores en distintos contextos: ¿Qué hacer con las personas que se duermen durante los sermones? Estas fueron sus respuestas:

“Lo que hagas el sábado tendrá resultados el domingo”

Christian Rodríguez, desde Colombia, nos comparte:

Cuando llegas cada domingo a la iglesia, para encontrarte con los hermanos y celebrar unánimes el evangelio, descubres que no todos tienen la misma disposición siempre.

Algunos están gozosos, con toda la energía para disfrutar del culto y la comunión; pero otros no tanto. Se ven cansados, como esperando que llegue el sermón para darse una buena siesta.

Me he encontrado con que la mayoría de estas personas no se prepararon la noche anterior para reunirse con la iglesia, sino que gustaron de una buena cuota de entretenimiento hasta altas horas. Si bien hay pasatiempos legítimos de los cuales podemos disfrutar, nuestras prioridades deben regular el tiempo y el esfuerzo que les dedicamos.

La celebración del día del Señor debe ser la jornada más anhelada del creyente. Aunque es legítimo desear un poco de descanso después de una semana laboral extenuante, creo que los pastores debemos enseñar a la iglesia a ver el domingo como el día de reposo cristiano, día en el que nuestras almas se ven alentadas por el refrigerio de la Palabra de Dios.

Por eso debemos guiarlos a administrar con sabiduría el día anterior cómo una forma de prepararse para el domingo.

"Tener un buen descanso el día anterior tendrá como recompensa una mejor alimentación espiritual el domingo"

Así como los pastores debemos esforzarnos orando y estudiando para ministrar a la iglesia local con un sermón fiel a las Escrituras, bajo la guía del Espíritu Santo; así también los oyentes deben prepararse para oír la Palabra de Dios con toda atención, lucidez y ánimo.

Tengamos en cuenta que los sermones de hoy no son como las disertaciones extensas de Pablo que llevaron a Eutico a dormirse y caer muerto (Hch 20:7-9). Pero si un creyente se duerme constantemente en un sermón de menos de una hora, es bueno que le ayudemos a pensar en el ritmo de vida que lo está debilitando para escuchar la Palabra y, de ser necesario, reformular sus prácticas diarias.

Tener un buen descanso el día anterior tendrá como recompensa una mejor alimentación espiritual el domingo, aprovechando al máximo la capacitación que Dios ha dispuesto a través de la exposición de los pastores (Ef 4:12).

Restaurar con mansedumbre

Alex Díaz, desde México, nos comparte:

Que alguien se duerma en la iglesia forma parte de la dinámica de ser iglesia. Suena extraño lo que digo, pero esta es una realidad a la que todo pastor y predicador tiene que enfrentarse. Por eso, entendí que más que un problema para resolver, esto se trata en primer lugar de una dinámica para entender.

En mi experiencia, estos son algunos motivos principales por los que algunas personas se duermen durante el sermón: cansancio excesivo y desánimo; falta de oxigenación en el cerebro; una semana de problemas familiares o laborales; tristeza y frustración; desvelo.

La lista podría ser más larga, tanto como las soluciones posibles, pero al tratar este tema quiero quedarme con las palabras de Pablo: «Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» (Gá 6:1).

El apóstol nos instruye a la restauración con mansedumbre. Con esto en mente, estas son algunas cosas que como pastores podemos practicar:

1. Mostremos amor en un momento de tanta vulnerabilidad. Si no estás predicando, puedes tocar su hombro con discreción y amabilidad, ofreciéndoles, por ejemplo, un vaso de agua fría o una golosina pequeña, para ayudar a restaurar su atención a la predicación. No dejes de recordarles que es muy bueno que estén en la iglesia.

"Queremos que a nuestras iglesias vengan personas vulnerables y cansadas para que reciban el descanso de Dios para sus almas"

2. Instruyamos al equipo de servidores (como los diáconos y ujieres). Pídeles que estén dispuestos a no mostrar una actitud punitiva, sino amable con quienes luchan con el sueño. Enseña al equipo a considerar que cada miembro viene de un contexto semanal distinto y lo mejor es tratar cada caso con amabilidad y comprensión.

3. Revisemos la dinámica de nuestra predicación. Considera el tono de tu voz y el tiempo que dura la exposición. Siempre se pueden hacer ajustes específicos para cada sermón, considerando que en la Escritura hay pasajes con diferente complejidad. Estos ajustes pueden ser determinantes para ayudar al resto de la iglesia a mantener la atención.

Con todo esto no quiero decir que nuestra actitud comprensiva se vuelva tolerancia a las malas costumbres. Pero te animo a que seas conducido por la mansedumbre. Después de todo, queremos que a nuestras iglesias vengan personas vulnerables y cansadas, que están en medio de una sociedad que no ama a Dios, para que reciban descanso para sus almas (Mt 11:28-30).

Así que, cuando ves que alguien se duerme en la reunión, considérate primero a ti mismo antes de tomar cualquier medida; puede que seas el próximo que se duerma en la iglesia.

Recordar la importancia de la predicación

David del Castillo, desde Bolivia, nos comparte:

Al responder esta pregunta quisiera reflexionar en dos cuestiones:

En primer lugar, es sabio que los pastores nos preguntemos: ¿qué quiere enseñarme Dios con esto? Debemos recordar que solo Dios es dueño y responsable del crecimiento de Su iglesia.

No es nuestra habilidad la que va a transformar a las personas, solo Dios (1 Co 3:6). No obstante, Dios ha decidido usarnos a los pastores y maestros para dar Su crecimiento (Ef 4:11-12), por lo que debemos estar dispuestos a capacitarnos para mejorar en nuestra labor, de modo que podamos presentarnos como obreros aprobados delante del Señor (1 Ti 2:15).

En segundo lugar, es importante que podamos determinar: ¿La persona que se duerme lo hace de forma circunstancial o es una costumbre? Si es una costumbre, debemos averiguar si se trata de un tema relacionado con la salud, en cuyo caso tenemos la oportunidad de acercarnos y brindar nuestro apoyo a esa persona.

"Quienes no tienen interés en escuchar la predicación están dando la espalda a uno de los principales medios de gracia que el Señor estableció"

Sin embargo, si nos damos cuenta de que tal persona se duerme porque no presta atención o porque la predicación no es una prioridad para ella, entonces debemos tomarnos el tiempo de explicarle la importancia y el motivo de reunirnos cada domingo.

Como enseña la Biblia: «no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre» (He 10:25). Puede que algunos estén presentes físicamente, pero su mente está en otro lado y debemos recordarles la importancia de cultivar la comunión.

Si alguien se duerme o no atiende al sermón —y no se trata de un tema de salud— entonces quizás no está entendiendo la importancia que la predicación tiene para su vida. Dios, en Su sabiduría, decidió darse a conocer por medio de la predicación (1 Co 1:21); por lo tanto, quienes no tienen interés en escuchar la exposición están dando la espalda a uno de los principales medios de gracia que el Señor estableció.

Es nuestra tarea, como pastores, ayudar a esa persona a recordar la importancia de la predicación en el proceso de la renovación de su entendimiento y de su crecimiento espiritual.

Christian Rodríguez es uno de los pastores de Familia Fiel – Iglesia Bíblica Bautista en Cajicá, Colombia. Es Ingeniero Electrónico de profesión, pero desde el 2014 es pastor de vocación y ahora adelanta estudios de Maestría en Artes con énfasis en Consejería en el Seminario Presbiteriano Hispano y de Maestría en Divinidades en la Escuela Ministerial PILLAR. Está casado con Carolina con quien tiene dos pequeñas hijas: Ana Victoria y Helena Isabel.

Alex Díaz es esposo de Ana Laura desde hace 23 años; juntos criaron dos hijos, Fernando, quien trabaja para el sector privado, y Elías, quien ahora está con el Señor desde sus 17 años. Actualmente, Alex es el Pastor de Iglesia Central en Cuernavaca, México.

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